REVISTA OPHELIA entrevista a Maximiliano Curcio

01.07.2021

-Escritor voraz, tenés varios libros publicados ¿cómo nace tu vínculo con la literatura? ¿cuándo sabe un escritor que aquello en lo que ha estado trabajando está listo para ser publicado?

Me honra que me describas como un escritor voraz, sería una acertada forma de definirme. Indivisible es en mí a la figura a la del lector voraz, y así se va tramando mi relación con la literatura. Desde aquello que despierta tu curiosidad en un libro que descubrís en alguna biblioteca a muy temprana edad y nos revela la puerta de entrada a un mundo maravilloso. De tal manera se va tramando el vínculo, descubrimos libros y autores que nos marcan por siempre y nos inducen a laberintos insondables, permitiéndonos ser parte de una experiencia esencial, como es el consumo cultural. Luego, existe el vínculo profesional, en mi carrera como escritor. He tenido la suerte de publicar un total de veintidós libros a la fecha, mucho más de lo que alguna vez hubiera soñado. El tránsito desde la escritura independiente y autogestionada no es un camino sencillo, pero es un reto que vale la pena tomar. Los obstáculos que se nos presentan, excediendo al oficio mismo y en el camino creativo, nos ayudan a perfeccionar en nuestra labor, a conocernos mejor como escritores, a superarnos, libro a libro. De la mano de esta noción va la respuesta acerca de cuándo es el momento de soltar la obra y que esta llegue a un lector con el que podamos resonar. Escribir, para mí, es una necesidad vital, a la que me entrego con absoluto compromiso. Producir un libro como un testamento cultural, como una mirada estética sobre el mundo que nos sensibiliza y deseamos comunicar; y lo hacemos de la mejor forma posible. Y editar es un proceso largo que implica etapas de intenso trabajo editorial, entregando el mejor producto posible, traduciendo de la forma más precisa tus ideas y lidiando con esa condición tan intrínseca al artista que es la capacidad de satisfacción con la propia creación. Como seres creativos, vivimos en esa permanente búsqueda evolutiva de equilibrio, que durante el proceso mismo puede volverse insostenible. Buscamos escribir el mejor libro que nos gustaría leer, y a veces pensamos que llevamos escribiendo estas obras toda la vida. Y que podremos hacerlo mejor, mañana. Como decía el mexicano Carlos Fuentes, simplemente porque no podemos hacer otra: escribimos para no morir.

-"Sentidos Revelados: Estéticas de la Cultura Universal" ¿cómo surge este libro?

Este libro surge desde dos ideas primarias que terminan confluyendo. Por un lado, mi intención de llevar a cabo un largo ensayo acerca de cuestiones tan inmanentes a la vida del artista, como son la creación y la inspiración tan compleja de definir que atraviesa los procesos en búsqueda de la propia voz creativa; también la espiritualidad y sensibilidad que habita en las obras que nos conmueven. Es un testamento personal acerca de mi mirada como crítico cultural, y mi labor como puente facilitador que pueda acerca al consumidor de arte a determinadas obras y artistas imprescindibles. Por otro lado, es esta idea interpretativa sobre determinadas expresiones, en donde cobra valor el sentido revelado a la mirada, desde las múltiples interpretaciones que posee esa obra que interpela nuestro sentido poético. Por eso, en mis comentarios introductorios en el libro cito Julio Cortázar y esta relación que traban cine, escritura y fotografía desde sus dispositivos de comunicación, en la adaptación que hace Michelangelo Antonioni de "Las Babas del Diablo" en "Blow-up" y su hondo sentido metafórico: partiendo de esta idea de la reproductibilidad y la ampliación del objeto, se nos permite comprenderlo bajo una nueva concepción por fuera de todo absolutismo la verdadera belleza y significado que al "ojo desnudo" le resulta imposible capturar. Es, ni más ni menos, que el más allá de nuestra capacidad de observación. Porque la pluralidad y subjetividad de esa mirada es la que, justamente, enriquece el juicio crítico sobre una obra y el carácter inasible de este, sujeto a la propia cosmovisión del crítico y al eco personal que cada obra suscite en su receptor. De manera que el libro se estructura a través de diferentes secciones que van vertebrando las diversas artes abordadas (artes plásticas, literatura, teatro, cine, fotografía y tv) por medio del análisis de obras determinadas que nos ayuden a comprender la importancia cabal de determinados movimientos, tendencias, estilos, artistas y épocas, a lo largo de la historia del arte y también brindando al libro una mirada anclada en la producción contemporánea.

-Es un libro que "explora el arte y sus más diversas expresiones" ¿cómo hiciste el recorte de expresiones y en base a qué criterios? ¿te concentras en el arte que a vos te interpela como espectador?

La intención inicial a la hora del recorte era abordar las expresiones artísticas que me conmueven, tanto como gran consumidor de arte que soy, como también productor cultural. Indefectiblemente atravesado por el gusto personal, no solo exploro artistas de mi preferencia, sino también actualizo al presente ensayos, crónicas y coberturas realizadas con motivo de mi tránsito en el periodismo cultural. Es una publicación a partir de la cual, también, puedo poner en perspectiva mi trabajo de investigación y cuerpo de obra ensayística realizado durante más de quince años en el medio, con el desafío de actualizar la mirada reescribiendo muchos de esos textos, produciendo otros tanto inéditos para el libro y otorgándoles al enfoque del más de centenar en ensayos que componen "Sentidos Revelados" un cariz homogéneo. Este es un libro que escribí durante los últimos tres años, desde que empecé a pensarlo como tal hasta que ve la luz en el presente. De forma que, te imaginarás, como su arquitectura fue tomando forma a través de estos años, ha sido un proceso en extremo arduo, desafiante y camaleónico. Es una obra muy querida para mí y en su postergación entiendo que precisó madurar durante todo este tiempo. Podría decirte que, en el recorte teórico, elijo la preminencia de ciertas obras de teatro, muestras plásticas, patrimonios arquitectónicos, libros, películas y músicas que forman parte del legado cultural que me atraviesa, y trato de discernir, a través del análisis del lenguaje y los cruces con otras disciplinas (como psicología o filosofía), los motivos por los cuales estas obras permanecen presentes y actuales. Porque hablar de su atemporalidad implica también el tiempo histórico en que fueron producidas, ayudándonos a comprender la sociedad de su tiempo que las produjo. Pero, y de forma más reveladora aún, la belleza de un arte que a través de los siglos puede dialogar, en coordenadas políticas, históricas y geográficas distintas, con el hombre de nuestro, nos muestra que existe algo resplandeciente renovándose en su esencia y en la mirada que la contempla, una y otra vez. Allí radica la magia del acto creativo. Como bien decís, la profundidad que implica salirnos de cualquier zona de confort posible y explorar, en infinita curiosidad e inquietud, las capas que componen los sentidos del lenguaje, indudablemente pone a prueba nuestros sentidos y nos interpela. La obra está allí para ser debatida por toda apreciación que complete ese acto de comunión con cada artista.

-¿Dónde crees que radica la sensibilidad? ¿se entrena, se agudiza, la capacidad de observar de forma estética?

Es una pregunta muy interesante...tan complejo y difícil de definir, pero intentaré hacerlo. Creo que existen cuestiones innatas que traemos con nosotros y nos hacen más afines a cierto tipo de sensibilidad estética, y nuestra capacidad de conmovernos con determinadas obras o apreciar cierto lenguaje con cierto nivel de detalle y profundidad al cual el conocimiento técnico luego termina por enriquecer. Si bien el estudio pormenorizado de determinado lenguaje nos acerca herramientas e instrumentos para descifrar los códigos y símbolos propios que activa cada expresión en particular, también considero que existen otros factores más intangibles como la curiosidad y el asombro. Que pueden agudizarse en tanto y en cuanto sea inagotable la propia capacidad para hacernos preguntas. De allí parte el desafío intelectual, más allá de las apetencias y competencias que nos definan. Cuestionar y debatir los "porqué" de un sentido, el "cómo" y el "qué" en donde forma y contenido se amalgaman en una obra. Es esa preciada cualidad de buscar conquistar en cada interrogante no una respuesta objetiva, sino canales de acceso a otros interrogantes que enriquezcan nuestro conocimiento. De alguna forma, esa obra allí presente está cuestionando la realidad, porque toda mirada, bajo su tamiz tan singular e intransferible, corroe cierto paradigma. Por eso, sin fronteras que condicionen el aprendizaje, al final, sumando el conocimiento sobre el lenguaje a nuestra infinita curiosidad, visualizamos el profundo entramado que une determinada arte con otra y en la apertura que generan esos nexos, es eficaz y comprobable, completamos el acto interpretativo. Y lo puedo aplicar también al acto escrito, es la mejor forma de perfeccionar y conocer nuestro arte, superando y expandiendo los límites expresivos del territorio que transitamos. La clave reside en que esa virtud de búsqueda sobre una verdad no nos abandone jamás.