Teatro / "LA PILARCITA" (El Camarín de las Musas)

19.06.2025

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Créditos foto: Mariano Asseff

En un remoto pueblo correntino, dos extraños, ajenos al lugar, llegan en busca de un milagro. ¿Visitantes por turismo y espiritualidad? En principio, tan solo amantes. Mientras el pueblo entero se prepara para homenajear a la santita popular, se perciben caras conocidas que decidieron volver para luego irse de nuevo del pueblo. Un ciclo que parece no cerrarse.

En "La Pilarcita", la magia que tienen los pueblos se vuelve palpable. Ruido de grillos, paisaje de abundante vegetación y un altar al borde del camino donde crecen flores y ofrendas populares. Tradiciones de ofrendar una muñeca creada especialmente para la ocasión se entrelazan con un concurrido concurso. Acontecimientos que caben en la guitarra de un payador, mientras velas encienden deseos populares.

Con indudable sello autoral, María Marull construye un clima afín a otra aproximación teatral de su creación, como "Lo que el Río Hace", emparentándose también con "Yo no Duermo la Siesta", pieza autoría de su hermana Paula. Lo chico y lo grande se espejan en esta historia de contrastes, entre la ciudad y el llamado 'interior' donde la vorágine se opone a lo sagrado. En un caluroso y fantasmal pueblo, allí todo está más cerca de la nada.

Hay quienes creen que el milagro es algo que llega inesperada y arbitrariamente, porque las promesas de sanación serán cumplidas, y están aquellos que lo construyen día a día, casi de manera artesanal. En los intérpretes que dan vida a esta fábula contrasta el vestuario, los modismos y también el acento. Mercedes Moltedo, Agustina Cabo, Julia Catalá y Julián Rodríguez Ron integran un elenco que ya lleva once exitosas temporadas en cartel.

Hecha de elementos entrañables, "La Pilarcita" nos conmueve mediante la recreación de un pueblo que, lejos de hábitos, ritmos y costumbres citadinas, revela otras formas de estar en el mundo. ¿Cómo vive la gente que lleva el silencio en el cuerpo? Lo siguiente no es solo un mito: el tiempo quita todo y cada vez menos habitantes quedan. Para más contrastes, en la ciudad, el día pasa volando, no hay tiempo que perder. Ni siquiera para mirar la vereda.

Un traje de comparsera bordado día y noche parece contener algunos de los interrogantes generados, sin necesidad de responderlos. Sublime y absorbente experiencia teatral, "La Pilarcita" se asemeja a un altar escénico que invita a mirar hacia adentro.