Teatro / "CALÍGULA, EL MUSICAL" (Gira Nacional)

25.06.2025

★★★★

Gentileza fotos: Ezequiel Frezzotti

"Calígula, el Musical", volvió a escena cuarenta y dos años después de su estreno original, con libro de Pepe Cibrián Campoy y música de Martín Bianchedi, en una versión completamente remozada pero fiel al espíritu con el que nació en 1983, en los teatros de San Telmo, protagonizada entonces por César Pierri. Hoy, con enorme producción, espléndido elenco y una puesta tan arriesgada como conmovedora, la tragedia musical argentina demuestra que ciertos males son atemporales.

Inspirada en la vida del emperador romano, la obra supo trazar un paralelo entre el poder absoluto ejercido por Calígula y el terrorismo de Estado que atravesaba la Argentina entre 1976 y 1983. Escrita en los meses finales de la dictadura, fue una declaración contestataria, política y empática. Y no obstante su primera intención, en 1981, era realizar una versión de la obra de Albert Camus, Cibrián acabó encontrando allí su auténtica voz, con estilo, forma y estética propia.

Con un elenco original de apenas nueve intérpretes y una puesta austera pero potente, "Calígula" comenzó un recorrido teatral que llega hasta el presente. Hoy, en su cuarta puesta y doce años después de la última de sus versiones, la obra arriba al Teatro Municipal Coliseo Podestá de La Plata, inmersa en una exitosa gira nacional y luego de celebrar funciones en las ciudades de Paraná, Concordia, Córdoba, Rafaela, Santa Fe y Bahía Blanca, entre otros destinos.

La historia sigue de cerca el vínculo entre dos hermanos: Calígula y Drusila, quienes detentan la autoridad máxima sobre un imperio doblegado por el miedo. Bajo dichos preceptos, Cibrián aborda sin eufemismos la locura, la miseria del pueblo, la corrupción, la intolerancia, la opresión y la búsqueda de lo imposible. Polémicas reflexiones del orden político y social surcan el texto, permaneciendo inalterado tiempo después. Porque los discursos de un mando desmedido, ejercido de forma brutal, aún resuenan.

La tragedia encuentra su ritmo en la musicalidad dramática de Bianchedi, quien empuja las escenas a un estado de tensión constante, operístico. Luces y vestuario completan un universo tan cruel como fascinante, marca registrada de Cibrián a la hora de consumar su retrato: Calígula es símbolo de la omnipresencia y la omnipotencia. Aunque, tal vez, tras el poder detentado resida la más desoladora soledad y una denodada búsqueda de la propia identidad. Y en dicho camino hacia la oscuridad, quizás el protagonista encuentre, también, la incomprensión respecto a la realidad que lo rodea. Marcado por la crueldad, los excesos y la locura, la figura del tercer emperador romano continúa despertando interés en historiadores, dramaturgos y espectadores.

En el tramo final de la puesta, una frase del emperador llega a nuestros oídos con toda su carga de irónica profecía: <<EXISTO Y EXISTIRÉ POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS">>. Y junto al personaje, lo hace la obra y su gestor: el enorme Cibrián. Sensible captador de un mensaje necesario de ser escuchado con atención, incluso cuando el poder, el teatro y la literatura, a veces, parecen haberlo dicho todo.