LUCRECIA SEOANE ENTREVISTA A MAXIMILIANO CURCIO

16.09.2021

POR: LUCRECIA SEOANE

-¿Cómo ha sido tu formación y trayecto en la comunicación?

Mi formación técnica y teórica tiene que ver con el cine. Es una de mis primeras grandes pasiones que se revela muy temprano en mi vida, en mi adolescencia y con la intención de hacer de ese llamado de la vocación un medio de vida sabiendo que yo quería escribir sobre cine desde un costado periodístico. Entendiendo que quería escribir críticas, que quería hacer mis análisis, mis ensayos, que realmente era lo mío... Me conmovía el cine como arte y quería canalizar todo eso a través de la escritura, de la comunicación y del periodismo. Tenía en claro eso. Tenía en claro, también, las dificultades que resultaban hace veinte años cuando yo empecé y que eso no ha cambiado veinte años después, en hacer del periodismo cultural, o de determinada faceta cultural que puedas desarrollar, artística o cultural, desde la gestión o desde la docencia, tu medio de vida. Implica una serie de obstáculos a sortear y una gran dificultad para hacerlo justamente tu medio primario. Cuando yo empecé a estudiar cine, hace dieciocho años ya, la carrera de crítico de cine en la Universidad de La Plata, donde yo vivo, no estaba institucionalizada en el plan de estudios. Había una carrera de Licenciatura Audiovisual que abarcaba una parte de las porciones de la carrera de cinco años, pero no había algo específicamente de crítica así que yo tuve que ir a estudiar a Buenos Aires. Estudiar crítica, técnica y lenguaje cinematográfico me brindó importantísimas herramientas, que siendo yo ya previamente un espíritu autodidacta muy inquieto, me llevó a complementar toda esa curiosidad con el bagaje técnico que te da la carrera y que pude implementar a la hora de escribir.

Años después, o tiempo después, me fueron llevando los caminos del periodismo y la comunicación a través de la escritura en blogs, en medios digitales, a través de la pedagogía -también la docencia es una faceta fundamental de mi recorrido profesional-, de la gestoría cultural, también impulsando actividades que tienen que ver con el cine y con otras artes. El cine, principalmente, que entronca gran parte de mi carrera, aunque también mi labor en el periodismo cultural va mucho también por el camino del rock, de la música y de la crítica de arte en general.

Y también sumo a la docencia como gran pilar durante muchos años de mi trayecto por aquí y también a la gestoría cultural. Ahora en los últimos años, teniendo un medio propio, una revista digital que es creo por el cual vos me conociste...

-Contame acerca de tu trayecto como escritor

Allí es como termina también de conformarse esta breve radiografía que te hago de mí y de mi escritura, por supuesto. Teniendo la suerte de editar libros con lo difícil que es también gestionar y financiar tus propios proyectos literarios. Hoy en día llevo un total de veintidós libros publicados junto a Editorial Vuelta a Casa (La Plata). Comencé a publicar hace cuatro años material inédito de mi producción. Poder llevar al libro de papel mis estudios sobre el cine y otras artes forma parte de este caminito de superación que te comentaba.

-¿Cuál es el cambio más notorio desde que empezaste a dedicarte a la comunicación cultural en Argentina hasta el día de hoy?

Sin ningún lugar a dudas, por el lugar que me toca ocupar, las redes. La proliferación y el terreno que han ganado a la hora de comunicar es un factor fundamental al cual tenés que aggiornarte. Cuando yo empecé en esto, hace dieciocho años, a escribir en mi primer blog, para un proyecto comunitario, atravesado por gente que le apasionaba comunicar y hablar acerca de los gustos estéticos cinematográficos y musicales que fueran de nuestro interés, imagino que nos movía, desde la artesanía, la misma pasión que puede mover hoy a tu medio o al mío, veinte años después de aquella primera experiencia personal. Pero hoy estamos moviéndonos en un panorama dominado por las redes, dominado y también dictado por el mercado. Y bajo sus intrincados algoritmos, que tenés que saber dominar específicamente para poder ser lo más asertivo y preciso posible a la hora de llegar. Nosotros podemos producir material interesantísimo desde nuestros medios, pero me parece que el desafío es llegar, a través de las distintas estrategias que te plantean las redes. Y que te podés plegar o no, me refiero a estrategias publicitarias. ¿Cómo lográs que tu producto sea visionado?

-¿Tuviste algún tipo de formación sobre el área digital?

Me tuve que hacer en el camino, me tuve que adaptar, tuve que leer mucho, aprender. Prueba y error. Y, por supuesto, estando permanentemente en el juego y en este territorio te vas formando, vas leyendo, vas aprendiendo. Y los desafíos que te propone el cambio son tan vertiginosos como vive el medio en sí. Nosotros intentando comunicar, muchas veces, a través de una revista digital como es mi caso, la revista Siete Artes, en tiempos donde por ahí lo que domina es el vértigo de una imagen y el impacto que puede tener en una noticia a través de las redes en una historia, ¿no? El poder y la instantaneidad que tiene una imagen de ser consumida en quince segundos que dura una historia -para que un internauta lo pueda llegar a ver- quizá es muchísimo más el contenido allí que podés llegar a expresar y en cuanto a la cantidad de público destinado a llegar el mismo, en lo que te puede llegar a tomar una lectura de un texto promedio de diez minutos, un texto de largo aliento para los tiempos que corren. Así que te diría que la ecuación, dominada por las redes y el panorama dictado por las redes, la pelota en juego está en el campo de ellos. Tenemos que adaptarnos, de alguna manera, a esa mutabilidad permanente y hacer de las redes tu aliado, ¿verdad? Un instrumento a favor, por supuesto, con lo maravilloso que tienen.

-¿Qué espacio crees que tiene hoy por hoy en Argentina el periodismo cultural?

Un espacio injustamente relegado, mal remunerado. Hay una cuestión con la cultura en este país que no es exclusiva, que es también un síntoma de América Latina entera te diría, por estar en contacto con gente de otros países que me ayudan con la revista y podés ver otras realidades y espejarte con las tuyas. Somos un país que atrasamos en muchos aspectos, en lo que tiene que ver con lo cultural y que me ha tocado desde el lugar que ocupé como docente y gestor cultural, impulsando infinitos proyectos a pulmón, dando horas y horas de labor y de trabajo a destajo. Te puedo decir, por conocimiento de causa, de que sé y me duele el lugar relegado que tiene la cultura, en los profundos abismos que tiene nuestro sistema de educación. A veces son dos valores, la cultura y la educación, los que son dados por sentado, injustamente relegados, y en ese factor prescindible y a causa de ello, es donde ocurren estas cuestiones injustas que hacen al paradigma y tienen que ver con la remuneración. A veces se da por sentado que los artistas tenemos que hacer las cosas, literalmente, por amor al arte, y así es como no se hace viable lo que te decía en un comienzo que es que muchos de nosotros no podemos hacer de esto nuestro medio de vida o ni siquiera un ingreso digno u oportunidades igualitarias, ¿verdad?

Siempre estamos con ese hándicap sobre nuestras espaldas. Eso te puedo decir que distingo como falla y como síntoma principal y que no tiene que ver con la pandemia. Lo vengo viendo, lo vengo atravesando y sufriendo con mucho dolor y con toda la postergación que te imaginarás por años y años. Nunca me acostumbro, es una verdad que individualmente no estamos dispuestos a resignar, pero tampoco somos capaces de torcer, lamentablemente.

-¿Por qué crees que sería importante que tome un lugar de mayor conocimiento y difusión? ¿Qué cambio en la sociedad crees que generaría?

Nos hace más libres. El arte nos hace más libres, nos hace mejores personas, nos salva de toda la chatura y mediocridad circundante y proliferada por la TV basura, por los programas que se inmiscuyen en la vida privada de los artistas y no en la obra de los artistas, porque vende más. Porque hablamos de valores como la educación y si eso vende más que la obra en sí, lo que tengas para decir de la vida privada de alguien, es porque evidentemente hay una gran falla educativa y que puedo llegar al nervio social de una forma mucho más barata y chabacana. ¿Por qué puedo tocar al nervio social con ese exitismo? Los argentinos somos muy exitistas. También habla de la clase dirigente, la clase que nos gobierna y allí podés encontrar un montón de fallas que se van hilando unas con otras y vamos a caer en el denominador común de lo prescindible que son ciertos valores esenciales a países del primer mundo a los cuales nosotros claramente no pertenecemos. Por eso creo que es importante la cultura, porque nos nutre, nos hace más inteligentes, nos da todo un know-how de acceso a conocimiento y a la autonomía de pensar, ¿no?, a no olvidarnos de pensar. Como dijo una vez el genio de Luis Alberto Spinetta: «leer basura daña la salud», ¿no?, no sé si conociste esa anécdota del famoso cartelito que Luis se colgó y fuera publicado en la tapa de una muy conocida revista. Probablemente el músico más grande que haya visto nuestro suelo y uno de los artistas más brillantes de todo el mundo, que si hubiera nacido en Liverpool podría haber sido hermano de John Lennon, a ese nivel. Claro, pero acá tenemos a veces esa cuestión de no saber cuidar a nuestros ídolos, ¿no? Que recordemos esta anécdota acerca del asedio paparazzi a Luis, veinticinco años después, es una metáfora para simbolizar una respuesta acerca de lo que me preguntabas.

-¿Cuál es tu mejor recuerdo dentro de la profesión?

Llegar a conmover, a gustarle, lo que haya tenido por decir o escribir sobre su obra al genial Enrique Bunbury. Enrique tuvo la delicadeza y generosidad enorme para conmigo y para con mi medio, en tres o cuatro oportunidades. Destacó en sus redes la cobertura que había hecho yo a través de Siete Artes de sus lanzamientos. En dos ocasiones fueron sus últimos discos editados, y en otras dos fueron una caja recopilatoria sobre su obra entera y otra referente a una cobertura especial sobre Héroes del Silencio. A Enrique lo he seguido bastante e incluso he podido publicar un libro biográfico sobre él ("El Hombre Delgado"). Y que un artista del calibre internacional de Enrique Bunbury, que no necesita ningún tipo de presentación de mi parte y no necesita ningún tipo de publicidad de su parte acerca de su propia obra, se pueda ocupar en leer lo que un medio chiquito, chiquitito, pero infinitesimal como el mío, independiente, autogestivo...no tenemos publicidad, imaginate lo que significa para mí ver en las redes de Enrique Bunbury una mención hacia mi persona, hacia mi medio y hacia la nota. Y por partida cuádruple, porque lo hizo varias veces, así que habla de la generosidad de un artista colosal que tiene un corazón más grande que su talento. Que ya es planetario.

Nos ayudó muchísimo su generosísima difusión en redes de las notas que le dedicamos. Así que te podría decir me viene a la mente esa anécdota que fue bastante curiosa y que no deja de avergonzarme contarlo. Si pudiera elegir una ocasión sería esa. Quizá haya algunas otras. Después hay cuestiones que, por ejemplo, a mí me satisface entrevistar a gente que admiro. He tenido la oportunidad, en la revista Siete Artes, como responsable del medio y como periodista, tener esas caricias al alma de llegar a entrevistar a gente que admiro. Llegué a cubrir un recital de artistas que admiro como Fito Paez por ejemplo, llegué a entrevistar a músicos que quiero mucho como Dani Ferrón, he podido participar de una entrevista a dúo con Claudio Gabis, he tenido también la bendición de poder entrevistar a colegas que son un espejo en los cuales me miro como mi amigo Juan Carlos Diez, el autor de "Martropía", hablando de Luis Alberto Spinetta. He tenido ese tipo de lujos que me he podido dar...recuerdo haber entrevistado a Miguel Angel Dente, otro escritor monumental, responsable de la serie Disconario, a quien admiro del ámbito musical...y seguramente estaré siendo injusto y me olvidaré con tantos artistas más que han pasado por la revista y que le han dado muchísima calidad. Me ha tocado contemplarlos y aprender. Las mieles que te da la profesión.

-Cinco películas que no puedas dejar de recomendar:

Voy a tomar el desafío. Me cuesta mucho hacer rankings porque no tengo poder de síntesis. Elegiría más que cinco, creo que soy injusto con las que voy a dejar afuera, pero te hablo como cinéfilo, es completamente subjetivo. Pienso desde el interés de alguien que quiere descubrir la historia del cine, cinco películas que me cambiaron la vida o que me cambiaron la manera de concebir el cine. Yo creo que no entendería el cine como lo entiendo hoy sin haber visto una película como El ciudadano, de Orson Welles, Citizen Kane. Esas películas más grandes que la vida misma, absolutamente pioneras, precursoras. Elegí cualquiera de Hitchcock, también vale. Te puedo decir Psicosis, porque es también bastante precursora en su clase, arriesgada y vanguardista. Matar a tu actriz principal promediando la película era algo que solamente Hitchcock podía hacer claramente y la banda sonora compuesta por Bernard Herrmann excede los límites cinematográficos para convertirse en un icono cultural. Ahí ya van dos. El ciudadano me parece que se defiende sola. El que quiera dirigir una película debe verla, es una clase magistral de movimiento de cámara, uso de plano, encuadre y adelantándose a muchas décadas a como se concebía el cine en ese entonces. La importancia de un Francis Ford Coppola, que en el término de un lustro se puede atribuir a haber dirigido una de las películas más grandes de todos los tiempos. Lo que hizo con El padrino, parte I y parte II, fue monumental, fue épico. Con Apocalyse Now también, por eso esa época del setenta le pertenece a un Hollywood que estaba cambiando a pasos agigantados. Para ponerle variedad y no quedarme con las películas americanas, si bien Hitchcock es de origen británico pero rodó gran parte de su carrera en Hollywood... te podría decir alguna fundamental película de la Nouvelle Vague, que es un movimiento que me maravilla bastante. Me parece que tanto Godard como Truffaut y compañía son unos exquisitos experimentadores de la imagen. Hace poco vi una película, dos películas en realidad, de Godard que me maravillaron. No puedo terminar de entender como una persona de casi noventa años de edad y tanta trayectoria a sus espaldas puede seguir reformulando su propia concepción y lo canónico del formato audiovisual, ¿no?, como fueron El libro de las imágenes y Adiós al lenguaje. Me parece que son unas síntesis de una mente erudita como poas y en permanente eclosión, efervescencia y provocación que creo que son tres adjetivos que un cineasta no debería perder jamás. Almodóvar es un cineasta que ha marcado mi vida. Cualquiera de Almodóvar corresponde, pero lo último que hizo con Dolor y gloria -en verdad lo anteúltimo, porque acaba de estrenar un cortometraje basado en la obra de Cocteau que se llama La voz humana- me parece una belleza absoluta, con un grandísimo poder autorreferencial. Son pocos los directores que pueden ser tan autorreferenciales como Pedro y no caer en la maqueta de sí mismos. Realmente es alguien que tiene cosas muy interesantes y profundas por decir todavía. Me pareció un tsunami emocional esa película en donde Antonio Banderas es el alter ego de Pedro y tiene una participación pequeña pero maravillosa nuestro genial Leo Sbaraglia.

-Un consejo para quienes se quieran dedicar al periodismo cultural desde tu experiencia:

Yo creo que hay que perseguir el llamado de la vocación. Todos vinimos a este planeta con una misión, con un talento, con algo por descubrir, por transmitir, por generar en el prójimo y por mostrar lo que creemos que tenemos para dar y si yo puedo transmitir desde mi lugar este entusiasmo y este espíritu combativo de lucha y de jamás resignarse, inclusive cuando las apuestas por ahí no puedan estar de tu lado, me parece que la propia batalla que libramos merece el intento. Son, justamente, los frutos de difícil alcance son los que se disfrutan más al llegar a obtenerlos. Así que yo lo que podría decirte, más que consejo, es experiencia de vida: insistir, insistir y después, seguir insistiendo. Yo creo que hay cuestiones que no manejamos. Hay cuestiones que no están dentro de nuestro poder, o de nuestro control y eso es lo mágico de esta carrera. Como puedo yo imaginar la repercusión que puede tener un libro mío, ¿no?; o lo que te comentaba recién de la difusión de un artista de calibre internacional que pueda llegar a sentirse impactado por lo que uno pueda llegar a tener que decir acerca de su obra. No sabés quién te puede ver, a quién le puede gustar lo que haces y qué puertas se pueden abrir. Así que mientras tanto, intentá dar lo mejor de vos y indagá dentro tuyo, procurá ser un poco mejor hoy que ayer y un poco mejor mañana que hoy. Creo que se trata de dar siempre todo lo que tenés y más cuando pensás que no queda más. Somos un dínamo que genera corriente continua. Siempre hay más y creo que los resultados van a llegar si tenés esa convicción y tenés esa mentalidad para enfocar tu obra en la disciplina cultural o artística que hagas. Me parece que si lo hacemos con el corazón no puede fallar, no debería. Esa es la mentalidad. Yo creo y con eso basta.