Discos / “ESPEJISMOS”, SKAY BEILINSON y Los Fakires
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Skay
Beilinson nunca fue un gran letrista ni un gran cantante, y no me consta que se
lo hayan hecho creer. Lo suyo siempre fueron los endemoniados solos de guitarra
y los riffs pegadizos, marca identitaria de la primera etapa de Patricio Rey.
Comenzando su carrera solista en el año 2002, Skay logró editar una interesante
triada de discos: "A través del mar de los sargazos" (2002), "Talismán" (2004)
y "La marca de Caín" (2007). Del lustro siguiente, podemos apreciar en su
música ciertas marca de estilo y rasgos característicos muy precisos (una métrica de lapsos de
tiempo breves, versos que se repiten a lo largo de la canción), a partir de los cuales el
guitarrista constituyó un molde de melodías y armonías rendidor. Efectivo, sí,
pero poco arriesgado. No obstante, el flamante "Espejismos" representa el más
flojo de sus ocho trabajos en solitario. Nuevamente junto a los Fakires -Leandro
Sánchez (batería), Claudio Quartero (bajo) y Joaquín Rosson, en la segunda
guitarra-, edita vía Ultrapop un material que descansa en la misma monotonía de
anteriores propuestas (el recurrente relato en primera persona, a veces
omnisciente), que no se anima a transitar otros paisajes estéticos. En más de
media hora de duración, cuesta encontrar un concepto sustentable: la fórmula
conocida del violero se reitera a destajo, y, si bien instrumentalmente las
canciones son inobjetables, es la lírica la que queda ha quedado a deber, una
vez más. Existen formes mucho más poéticas -y mucho menos literales- de
ilustrar los peligros de la inteligencia artificial ("Yo soy la máquina") o, en
otro orden, de llevar a cabo una postal del conurbano ("Carrousel"). Cobertura
sin relleno, el colmo de la obviedad más haragana culmina cuando la libertad,
las palomas y las escaleras de un campanario confluyen en una misma oración.
Por su parte, "Un Fugaz Resplandor" recurre a una serie de previsibles metáforas que observan
los ciclos naturales: digno de una composición de escuela secundaria. ¿Sabrá
Skay por qué corre?